domingo, 18 de enero de 2009

Pensamientos

Cuatro paredes a mi alrededor son las once de la noche pasadas, y la televisión encendida hace un ruido fuerte pero indescifrable para mis oídos. Es uno de esos vicios que tenemos gran parte de la población, absorbemos nuestra soledad con ruido, tal vez por ello nos sentimos tan cómodos dentro de la ciudad así como indefensos y desnudos en campo abierto, ahí nuestros ojos no abarcan el espacio y la sensación es extraña como si de repente nos hubieran dado un estirón y hubiéramos cumplido con el sueño inconsciente de todo dibujante japonés, unos ojos de plato de sopa. De nuestros oídos no puedo decir mucho mas simplemente debo decir que en lo personal la sensación es placentera, mis sensaciones nunca han sido del todo sonoras (soy sencillamente visual), a excepción de cuando sientes los fuertes cambios de presión en los oídos al ir circulando por la carretera de una ciudad a otra. El silencio se manifiesta como un espejo de una realidad olvidada inexistente en el consiente colectivo e individual que pone frente a nosotros la realidad de pensamientos que creíamos inexistentes pero que simplemente habíamos guardado poco a poco en pequeñas gavetas del archivo de la cotidianidad es una pausa en el camino un buen momento para reflexionar.


¡¡El silencio es bueno pero hoy definitivamente le subiré al volumen del televisor!!

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